Me fui de vacaciones sola #PorquePuedo
Ya sé que no soy la primera, ni la última. Que no es una gran hazaña, que cualquiera puede hacerlo. Pero cuando le comentaba a la gente que me iba de vacaciones, siempre me preguntaban con quién. Y cuando respondía que sola, todos me ponían esta cara:
Onda, como que no era posible o era algo muy raro. Y quizás se debe a que las últimas veces que había salido de vacaciones fue acompañada (y por aquí cerca no más), y a que en esta ocasión me iba mucho más lejos.
La verdad es que el origen de las vacaciones fue otro; totalmente distinto. Ya saben, #una de repente hace estupideces cuando está enamorá y cruzar un continente en mi cabeza no sonaba tan ridículo en ese momento, pero cuando las cosas no resultaron como me hubiera gustado, me dije a mí misma “basta de hacer cosas por alguien más, esta vez lo voy a hacer por mí”. Y compré el pasaje igual no más a Chicago, en un vuelo que duró 8 horas, con una escala de 3 en Miami y que luego de 15 me dejó en la maravillosa Windy City.
Fuera de todas las cosas que me esperaban -aparte del calor de 35º y la humedad del 89%-, estaba súper entusiasmada por todo lo que iba a vivir y a la gente que iba a conocer. Y me pasaron cosas súper bacanes, más buenas que malas.
Viajando sola te das cuenta de un montón de cosas. Cómo es tu ritmo, cuáles son tus límites y qué tan desarrollado está tu instinto de supervivencia. Además, estás totalmente libre de itinerarios, compromisos, conoces gente nueva y pones a prueba qué tan sociable eres. En mi caso, no tenía atados con el idioma, y en perso tampoco me quedo atrás, así que todo lucía perfecto en ese sentido.
Además, comprobé que si andas sola, conoces más gente. Estando acompañado la gente suele acercarse menos, mientras que si estás viajando solo, o tú te acercas o ellos te hablan a ti. Eso igual es chori (si es que no odias a las personas).
Eso sí, pasan cosas duras de repente, o que te ponen en problemas. Por ejemplo, el día que llegué, descubrí que el lugar que reservé por Airbnb estaba en un sector súper deinyer, y a lo único que atiné fue a hacerme bolita en la cama de abajo del camarote que me tocó. Mientras estaba allí intentando descifrar cómo resolver la situación, entró una chica de Taiwán a la pieza preguntando a quién le gustaba Coldplay, y minutos más tarde me estaba yendo en un Uber, con una total desconocida, al Soldier’s Field (donde Chile jugó la Centenario con Colombia) ¿En qué momento me sacaban los órganos? Al final lo pasé súper bien, y estuve en el concierto que me perdí en Chile por estar juntando el dinero para irme a USA.
Ya más tranqui, al día siguiente, partimos por un brunch con Christine (la chica taiwanesa) y de ahí a turistear al centro. Ya había hecho mi primera amiga (que también estaba viajando sola), y tenía el primer logro desbloqueado: fuimos al Cloud Gate y al Millenium Park (en este viaje aprendí a dominar el arte de las fotos saltando, casi todas son así).
¿Se necesita un tipo de personalidad específica para viajar sola? No. Sólo necesitas la excusa y la motivación correcta para emprender el viaje. En mi caso, en primera instancia fue bien equivocada, pero la segunda me convenció mucho más: Lollapalooza. Este año era la celebración de los 25 años y qué mejor que estar allá? Allí sí estuve acompañada un rato de Carola (que ya había escrito de Lolla Chicago aquí), y por mucho que nos intentamos juntar dentro del festival era IMPOSIBLE. Ella es otra de las mujeres que se atreve a viajar sola cuando se le da la gana, y la admiro caleta por eso. Sin ella, este viaje no hubiera salido nunca ?
Una foto publicada por Cami Navarrete (@nosoyfashionista) el
Y en Lolla también me pasaron cosas demasiado buenas. Como que conocí a Alex Turner, por ejemplo (el vocalista de Arctic Monkeys mijitoricotesúperamo), vi a mis grupos favoritos y a artistas que es muy poco probable que vengan a Chile (como Miike Snow, MO, Grimes, Bloc Party, etc). Dejé lo que más pude en mi Instagram.
Mi recomendación para todas las que no se atreven es el mismo cliché viral que anda dando vueltas por ahí: si te da miedo, hazlo con miedo.
Tú serás la que se construya esta “aventura”, probarás cosas nuevas, serás dueña de tu tiempo y finalmente, te conocerás a ti misma en otro plano, que -créanme- vale la pena conocer. Además, esto es como los tatuajes, siempre quieres más. Al menos, a mí me gustó un montón esta experiencia.
Si pueden y les tinca, háganlo chiquillas. Y no tengan miedo de viajar solas y que les vaya a pasar algo “por ser mujeres”, miren que si es por eso, estaríamos todas encerradas en la casa con miedo ¿Ya vivieron esta experiencia? Cuéntenme cómo les fue en los comentarios!
P,d. Sí me pasó algo muy fome, y es que cuando volví a Chile (al día siguiente) ME ASALTARON Y ME ROBARON EL CELULAR. Evidentemente perdí todas las fotos de los últimos 5 días de mis vacaciones. Llorar es poco. Pero estoy bien.