Pasé un año completo sin depilarme las piernas y el mundo no se acabó (pero sí cambió para mí)
Mi primer acercamiento a la depilación fue cuando tenía 11 años. Y ni siquiera me depilaron.
Mi mamá agarró un poco de Blondor (muy 90’s todo) y me decoloró los bigotes. De verdad que lo encontré rarísimo, porque los bigotes se me notaban mucho, y obvio que yo (morena) con bozo rubio iba a pasar súper piola.
Así que con cera en mano, me los arranqué. Y me dolió mucho. Y mi mamá me retó.
La depilación es algo que nos inculcan desde chicas, porque las mujeres -según alguien???-, no debemos tener pelos. De repente a alguien se le ocurrió esta idea, y la presión por arrancarlos se va poniendo más y más fuerte a medida de que avanza la edad.
Por ¿suerte?, mis genes me ¿favorecieron? con pocos pelos. He recibido comentarios sobre lo “afortunada” que soy por tener poco y que pasen “piola” si es que no me los saco. Y me daba mucha culpa sentirme mal al no estar depilada.
Pese a esto, la presión por quitar los pelos CONTINÚA PRESENTE. Y es terrible, porque pienso en lo mucho que deben sufrir las mujeres que son realmente peludas y que se sienten observadas e intimidadas por sus propios pelos. ¡Suena hasta ridículo!
LA DECISIÓN
Simplemente, lo olvidé. En agosto de 2017, quedé de juntarme con alguien (muy 1313 todo), y cuando estaba en plena cita, me vino el tormento: no me había depilado las piernas, ni las axilas. Me empecé a preocupar, pero después de un rato, analizándolo dije ¿sabís qué Camila? Estay puro hueveando. No es primera vez que iba a suceder lo obvio con esta persona, y había confianza entre nos, así que un pelo más un pelo menos no iba a hacer la diferencia.
Y así empezó este camino, que tuvo varios hitos, los que les iré contando a continuación.

Les presento a mis pelos. A ver si se alcanza a ver algo más abajo.
LA CITA PELUDA
Después de pensarlo y decidir que eso de que depilarse es el mejor anticonceptivo no iba conmigo, vino el momento de quitarse la ropa. ¿Y saben qué? Mi partner ni se dio cuenta. Así de poco importante fue. Y qué bueno que decidí dejar a un lado todo el prejuicio del pelo.
EN EL GIMNASIO – Parte I
Si hay un lugar donde las personas se ven ON FLEEK -pese al sudor y estar rojos como tomates-, es el gimnasio. O al menos al que voy. Fue aquí donde tuve mi primera mirada incómoda, como rayo láser, directo a mis axilas.
Estaba con el entrenador, muy enseñándome mi nueva rutina, cuando subo las pesas y ahí quedaron expuestos. De verdad que él no pudo disimular. Y estuvo incómodo todo el rato. Y al darme cuenta de que él se había dado cuenta, también me puse incómoda.
EL PRIMER VESTIDO DE LA PRIMAVERA
Para nosotras, ponerse el primer vestido de la temporada es un suplicio, porque las miradas lascivas que solemos recibir se intensifican al tren inferior.
Ahí iba yo, caminando al metro, cuando un técnico (de algo, ni me fijé) que estaba trabajando agachado, me mira y me dice una ordinariez. Acto seguido, me dispongo a pararle el carro mientras me acerco, cuando agrega “retiro lo dicho, nicagando me como a una pelúa”.
DE VERAS QUE ESTOY PARA TU GOCE, HOMBRECITO RIDÍCULO.
EN LA PISCINA, CON AMIGOS
Debo confesar que esto igual me complicaba un montón. Les digo, UN MONTÓN. Tuve día de piscina con 3 amigos varones (y peludos), y me complicaba que fueran a decirme algo o a mirarme raro. NADA. La reacción fue muy nada.

Y así es como se ve una parte pelada y otra peluda.
LA GRABACIÓN DEL COMERCIAL
A fines de enero de 2018, me contactaron de Samsung para aparecer en el comercial del lanzamiento del Galaxy A8 (¡YAYYYY!). Y por primera vez dije TENGO que depilarme.
Pero mi hermana, muy sabia siempre, me dijo que pa qué, si finalmente yo estaba probando un punto.
Pero debo decir que fue la primera vez donde me sentí presionada a hacerlo. Mal que mal, nunca se han visto pelos en una publicidad (al menos en Chile), pero hey, ya estaba rompiendo esquemas al ser una mujer gorda & con pelo de pony la que apareciera promocionando este teléfono.
Finalmente, por más que me compliqué, no se me notan. En ninguna parte. De hecho, hallo que salí hermosa. Y también sale mi amor platónico (Fran Straube), pero eso es otra historia jejeje. Aquí lo pueden ver:
EL GIMNASIO – Parte II
Se suponía que ya habíamos superado el gimnasio y la peludez, pero nope. Esta vez fue un instructor el que me hizo notar muy amablemente que probablemente había olvidado depilarme, y que me revisara. Ya a estas alturas de la vida, que un hombre me diga qué o cómo debo actuar es causal de chuchá de vuelta, pero le expliqué que no me depilaba, que yo escogí no hacerlo. Su cara fue algo así como esto:
Me retiré -no indignada-, y ya cuando me iba, se me acercó a pedirme disculpas. Muchos olvidan que la depilación no es obligatoria, y en el ambiente gimnasio, es difícil pillarse mucha gente al naturals.
A LA HORA DE AMARS, PERO CON ALGUIEN NUEVO
Con la persona anterior no hubo drama, porque podríamos decir que es de la casa (EEEE), pero cuando esto va a pasar con una persona totalmente nueva, ya se complica un poco.
Sólo he tenido una experiencia mala antes, donde el involucrado (A VOH TE DIGO, SÉ QUE ME LEES), en medio DE, se arrepintió de lo que estaba haciendo. Y mi temor a que eso pasara otra vez -porque había pelos-, creció inmediatamente.
¿Y saben qué? NI CACHÓ QUE ESTABA PELÚA.
EL PRINCIPIO DEL FIN
No recuerdo por qué fue, pero un día, agarré unas banditas Millefiori, la froté y chum, me saqué los pelos. Y salieron:
Y ME DOLIÓ LA VIDA. DE VERDAD. Me arrepentí mucho de haberlo hecho. Pero ya estaba listo, en un rato había vuelto al estado de peladez pernil que había dejado atrás hace mucho más de un año. El “ala” fue otro cuento, porque de verdad tengo 3 pelos ahí y prefiero ni mencionarlo, pero igual hubo una diferencia.
De partida, sentí que me puse más hedionda luego de volver a depilarme. Obvio que esto pasó a medida que me seguí depilando, pero para comprobarles que los pelos sí son una barrera bacteriana importante (por eso no es recomendable hacerse el full brazilian bikini).
La sociedad nos exige ser de cierta manera y está en nosotras decirle que no a este fenómeno. Encuentro rarísimo que haya habido gente que me hizo el alcance de que estaba peluda. O incluso, de ser criticada por otras mujeres por DECIDIR dejarme los pelos. Pero la depilación no puede transformarse en una presión más para nosotras.
Con este año completo (y más) me di cuenta que estaba normalizando una conducta y una presión que de verdad no??tengo??por qué ?? tener ??, y ya pasados varios meses de que volví a depilarme ocasionalmente, me he dado cuenta que “estar peluda” dejó de ser un tema. Y me alegra un montón poder haber cambiado ese paradigma.
La depilación es opcional. No una obligación. No dejemos que se siga perpetuando un prototipo de belleza sólo porque se nos impone.
¿Ustedes se depilan? ¿Han pensado en dejar de hacerlo (o en hacerlo)? ¿Se sienten presionadas a hacerlo?